El arte está de luto. Josefina Alonso de Andújar, gestora cultural y productora de espectáculos, ha fallecido. La Delegación Tucumán de la Asociación Argentina de Actores y Actrices expresó su “lamento ante esta irreparable pérdida para el ambiente artístico de la provincia”; y el Centro Cultural Virla de la Universidad Nacional de Tucumán, del que fue directora durante 15 años, la despidió con un agradecimiento “por fomentar siempre la cultura, albergar y visibilizar durante muchos años los proyectos de nuestros artistas”.
Precisamente su tarea en el Centro Virla marcó un antes y un después en las producciones culturales de la UNT. Ella, que se había iniciado como productora de espectáculos y había sido la primera productora de la Fundación Teatro Universitario, fue el motor que empujó el nacimiento del Julio Cultural Universitario. Ella lo recordó así en 2008: “La idea surgió del entonces secretario de Extensión, David Lagmanovich, en una reunión que tuvimos en una mañana de mayo, en un bar cercano al Virla. Nos propuso al subsecretario José Agustín Ferrari y a mí la realización, durante el mes de julio, mes de vacaciones y de turismo en la provincia, de un gran festival de las artes”. Llevaron la idea al entonces rector, Mario Marigliano, y ese fue el germen de una fecunda tarea de promoción de la cultura. “El criterio que se tuvo en ese momento fue el de que las actividades artísticas tenían que tener un concepto que las sustentara. Este fue el de que llegara a todos los estamentos sociales y que hable de la apertura de la Universidad con el medio”. expresó. En su visión, “las actividades universitarias que producen encuentro con la sociedad dan como resultado un enriquecimiento, tanto a la sociedad como a la universidad”.
“En el Virla hizo cosas maravillosas”, recordó Vicky Ríos, gran amiga y compañera, y luego directora del mismo Centro Cultural. “Siempre estaba pensando qué era lo que le faltaba al Virla. En los años 90 decía ‘nos faltan las letras’ y ahí empezamos el primer Café Literario del Virla”. Después fueron obras de teatro federal, muestras de pintura: Carlos Alonso, Felipe Noé, Nora Correa. “Con ella hemos trabajado muchísimo; fuimos los primeros en darles lugar a los artistas de los Valles, a los escultores, a los artesanos… Ella decía ¿qué hacemos para Navidad?... y empezábamos con la feria navideña. Era creativa al máximo; siempre innovando, se involucraba en todo”.
Con Josefina se abrió el espacio para el rock y el folclore en el Virla “y de ello dan cuenta Tony Molteni, Pablo Pacífico”. “Ahí se le dio respaldo institucional a expresiones musicales que antes sólo las escuchabas en peñas”, describió Ríos. Así lo corroboró Leopoldo Deza, referente del folclore de fusión: “para mí en los tiempos de Josefína el Virla era como una segunda casa. Hice casi todos mis primeros conciertos; ella siempre nos apoyó; era una gestión que estaba bien cerca, siempre, no sólo para mí sino para un montón de artistas de Tucumán. También en las temporadas que hicimos con ‘Agarrate Catalina’ el Virla era nuestro espacio”.
Ríos recuerda que en uno de los julios culturales Josefina decidió hacer el salón de artes, que luego trasladó al MUNT, cuando asumió su dirección, “y ahora es el Salón de Arte Contemporáneo”. “Con ella se aprendía mucho de gestión. Nunca era lo que ella decidía; si alguien tenía una idea, ella era apoyar. Pérez Celis fue gestión de ella. Cuando nos mudamos al MUNT ella un día se hizo amiga de la secretaria de León Ferrari, la habló y ella le consiguió una audiencia con León. Fue al taller de Ferrari y pegó onda. Y él le dona al MUNT la colección que está ahí”. Fueron 199 obras cuya serie completa se pudo ver en el museo en 2013. “Todo era importante para ella –añadió Ríos- El Virla era el lugar para los consagrados y para los que recién empezaban. Era un ser especial”.
Como productora de espectáculos –tuvo una compañía, VA, con una de sus hijas- llevó obras al teatro Alberdi y al San Martín. “Drácula”, de Ángel Mahler, “Adán”; trajo a China Zorrilla, a Alfredo Alcón, a Darío Grandinetti, a Miguel Ángel Solá, a Susana Rinaldi, a Joan Manuel Serrat. “Hasta antes de la pandemia”, recordó su hijo, Luis Manuel. “Después las cosas se volvieron más difíciles”. Y añadió: “Siempre estuvo ligada a la cultura. También fue una de las fundadoras del Equipo de Adopción de Tucumán. Nuestra casa fue mucho tiempo hogar de tránsito”. Casada con el recordado psicoanalista Manuel Andújar, gran compañero -quien también se fue un viernes de junio de esta vida, en 2017-, dejó una profunda huella en tres hijos, Mariana, Josefina y Luis Manuel, y cuatro nietos, que la recordarán con su estilo único: cariñosa, atenta de los hijos, llena de un humor un tanto irónico, elegante, coqueta, rodeada de sus amigos.